Todo ha transcurrido con normalidad hasta el momento; el viaje con día despejado hasta Pozazal. Al entrar en el valle, la niebla se adueñó de todo y el paisaje se tiñó del blanco de la niebla y de la helada; severa helada.
El autobús nos acercó hasta Villaescusa de Ebro. Allí nos esperaban los monitores, Celeste, Bea y Carlos. Con ellos ascendimos, entre la espesa niebla, la escarcha y el barro, hasta la cima.del Tobazo. Superamos la cascada por un lateral por un sendero harto resbaladizo y empinado. Arriba, por detrás de la cascada, nos esperaba un eremitorio de varias salas; cuevas donde vivieron los eremitas que ascendieron el Ebro, tal vez huyendo de las persecuciones árabes, tal vez simplemente con intención evangelizadora; vestigios que nos sitúan seguramente en los inicios de la lengua castellana.
La bajada del Tobazo fue épica para todos; patinazos y sentadas, pantalones y botas rebozados en barro. Ningún percance reseñable. Al final, nos sentimos orgullosos de haberlo conseguido todos, sin excepción.
Tras la comida, talleres y juegos. Cansados pero contentos.
Un abrazo.
Moncho y Jesús
Moncho y Jesús